Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas.
Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas a menudo abreviado como Alicia en el país de las maravillas, es una obra de literatura creada por el matemático, lógico y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, más conocido bajo el seudónimo de Lewis Carroll.
El cuento está lleno de alusiones satíricas a los amigos de Dodgson, la
educación inglesa y temas políticos de la época. El País de las
Maravillas que se describe en la historia es creado básicamente a través
de juegos con la lógica,
de una forma tan especial que la obra ha llegado a tener popularidad en
los más variados ambientes, desde niños o matemáticos hasta psiconautas.
En esta obra aparecen algunos de los personajes más famosos de Carroll, como el
la Oruga azul,
o la Reina de Corazones;1
quienes han cobrado importancia suficiente para ser reconocidos fuera del mundo de Alicia.
- 2.1 Capítulo I: El descenso por la madriguera
- 2.2 Capítulo II: En un mar de lágrimas
- 2.3 Capítulo III: Una carrera en comité y un cuento largo
- 2.4 Capítulo IV: La habitación del Conejo Blanco
- 2.5 Capítulo V: El consejo de una oruga
- 2.6 Capítulo VI: Cerdo y pimienta
- 2.7 Capítulo VII: Una Merienda de locos
- 2.8 Capítulo VIII: El croquet de la reina
- 2.9 Capítulo IX: Historia de la Falsa Tortuga
- 2.10 Capítulo X: La contradanza de los bogavantes
- 2.11 Capítulo XI: ¿Quién robó las tartas?
- 2.12 Capítulo XII: La declaración de Alicia
Capítulo I: El descenso por la madriguera
Todo comienza cuando Alicia (la niña) se encuentra sentada en un
árbol al aire libre, aburrida, junto a su hermana. La hermana leía un
libro "sin ilustraciones ni diálogos", lo que hace que Alicia divague
por el tedio.
Repentinamente, aparece junto a ella un conejo blanco10
vestido con chaqueta y chaleco, que corre murmurando que llega tarde,
mirando su reloj de bolsillo. Alicia se interesa por él y decide
seguirlo e incluso entrar a su madriguera. La madriguera resulta ser un
túnel horizontal más profundo que lo esperado, el cual súbitamente se
convierte en un pozo vertical sin asidero alguno, por donde Alicia cae
durante mucho tiempo recordando a su gato, y cosas que aprende en su
escuela y preguntándose si algún día llegará al suelo. En el trayecto,
Alicia se pregunta si el túnel la hará llegar a las "antipáticas",
término que confunde con "las antípodas".
Al finalizar su caída y sin haberse hecho daño, Alicia entra en un
mundo de absurdos y paradojas lógicas. El conejo había desaparecido, y
Alicia encuentra una pequeña botella, la primera de varias que
encontraría en su aventura, que sólo dice «BÉBEME», lo que Alicia hace
atraída por la curiosidad. La poción encogió a Alicia hasta hacerla
medir veinticinco centímetros de altura.
A continuación, Alicia intenta abrir una pequeña puerta para
continuar explorando el mundo nuevo. A través de la puerta se atisba un
atractivo jardín, pero la llave que abre la puerta está sobre una mesa
que Alicia no puede alcanzar, debido a su nueva estatura. La niña
intenta entonces recuperar su estatura original, comiendo un pastel que
encuentra con el letrero «CÓMEME».
Capítulo II: En un mar de lágrimas
El pastel tiene el efecto esperado, y Alicia crece más de tres
metros. Con su nueva altura, la niña consigue tomar la llave, pero al no
dejar de crecer, choca contra el techo y queda imposibilitada de
acceder a la puertecita. Alicia comienza entonces a llorar, y llena la
habitación con un charco de lágrimas de diez centímetros de profundidad.
En eso, el Conejo Blanco pasa nuevamente frente a Alicia, apresurado.
Sin querer, el conejo deja caer un abanico, que Alicia utiliza para
refrescarse. El abanico resulta ser mágico, pues consigue que Alicia
comience a encoger de nuevo, hasta que lanza lejos el abanico para
detener el proceso.
El charco de lágrimas es ahora un mar donde Alicia se ve forzada a nadar para no ahogarse. A su lado pasa nadando un ratón,
y Alicia intenta entablar conversación con él. El Ratón se ofrece a
guiarla hasta la orilla. En el camino, Alicia ve que otros animales
también se encuentran nadando y tratando de salir del mar de lágrimas.
Entre los animales, Alicia distingue a un Pato, un Dodo, un Aguilucho y un Loro.11
Capítulo III: Una carrera en comité y un cuento largo
En este capítulo, Alicia y los animales consiguen llegar a tierra
firme. El Dodo organiza una carrera para secarse. La carrera no tiene
reglas ni duración definida, salvo correr en círculos, lo que hacen
todos hasta quedar secos. El Dodo también decide declarar ganadores de
la carrera a todos los participantes, y decide que Alicia es quien
otorgará los premios. Ante el acoso general, Alicia hurga en sus
bolsillos y encuentra varios confites, que reparte entre todos. Como la
niña también fue ganadora de la carrera pero no recibió confite, su
premio es un dedal que ella misma tenía en el bolsillo, y que da al Dodo
para que, simbólicamente, éste entregue el premio.
El capítulo finaliza con el relato del Ratón, donde explica la razón
de su odio hacia los gatos y los perros. Imprudentemente, Alicia
menciona a su gata Dina y su habilidad para cazar ratones, y consigue
así hastiar a todos los animales, que se retiran hasta dejar a la niña
sola nuevamente. El nombre del capítulo es un juego de palabras en inglés. En este idioma, el Ratón cuenta un "cuento" (tale, en inglés), y Alicia se confunde con la palabra tail, cuya pronunciación es igual pero significa 'cola'.
Capítulo IV: La habitación del Conejo Blanco
En este capítulo, tras haberse quedado nuevamente sola, Alicia ve
pasar nuevamente al Conejo Blanco. El animal está buscando su abanico
desesperadamente, y al ver a Alicia, la confunde con su criada Mary Ann,
y le exige que vaya a buscar el abanico a su casa. Alicia obedece y
finge ser Mary Ann, para no entrar en discusiones; y llega a una casa en
cuya puerta dice "C. BLANCO". Cuando Alicia entra, sube a un cuarto
donde encuentra el abanico, y otra botella con líquido. A pesar de que
la botella no tenía letrero alguno, esta vez Alicia bebe por curiosidad,
ya que todas las bebidas de ese mundo le han provocado efectos
sorprendentes. Esta no es la excepción, y el tamaño de Alicia aumenta
hasta hacerla quedar atorada dentro de la habitación. Cuando el Conejo
Blanco llega a reclamar su abanico, sólo ve un enorme brazo saliendo de
la ventana en el piso superior de su casa. El conejo va entonces a pedir
ayuda, sin saber que el brazo pertenece a una niña gigante, y la
multitud que se reúne afuera comienza a proponer varias soluciones para
retirar al brazo, y llega a proponer que se prenda fuego a la casa. El
capítulo termina cuando la multitud comienza a arrojar panecillos
mágicos por la ventana. Alicia come algunos y disminuye de tamaño hasta
poder salir de la casa. Alicia huye de la multitud y se pierde en un
bosque cercano, donde se detiene frente a una seta gigante.
Capítulo V: El consejo de una oruga
Encima de la seta gigante, Alicia encuentra a una oruga azul sentada y fumando un narguile.
La Oruga, de manera prepotente, interroga a la niña sobre su identidad.
Ésta no pudo responder de una manera sencilla, pues consideraba que,
tras haber cambiado de tamaño varias veces, su propia identidad se había
perdido y en ese momento ella misma ya no sabía quién era. Ambos
personajes discuten entonces hasta volver al punto de inicio más de una
vez. Finalmente, Alicia expresa su inconformidad con su estatura actual
de siete centímetros, al considerarla una birria. Como esa era la altura
de la Oruga, el animal se retira ofendido, no sin antes indicarle a
Alicia que la seta también puede afectar su estatura, para disminuirla,
si comía de un lado de la seta, o para aumentarla, si comía del otro.
Como Alicia no podía saber qué lado era cual, cortó dos pedacitos de los
extremos opuestos. Al probarlos, los pedacitos surtieron el efecto
esperado: uno hacía que Alicia encogiera, mientras que el otro estiraba
su figura y la hacía ver desproporcionada. Alicia tuvo que comer varias
veces de cada uno de los pedazos hasta alcanzar una estatura
satisfactoria. Finalmente, Alicia vio una casita de un metro y veinte de
altura, a la que decidió llamar, por lo que ajustó su estatura a
veinticinco centímetros.
Capítulo VI: Cerdo y pimienta
Antes de que Alicia se decidiera a aproximarse a la casita, surgió del bosque quien parecía ser un lacayo
pero que tenía cabeza de pez. El lacayo llamó a la puerta y apareció un
segundo lacayo, con cabeza de rana. Alicia escuchó que el Lacayo Pez
traía una invitación para la Duquesa, dueña de la casa, de parte de la Reina de Corazones, para jugar al croquet.
Acto seguido, el Lacayo Pez se fue, y el Lacayo Rana se quedó sentado
fuera de la casa. Alicia quiso primero llamar a la puerta para entrar, y
que el Lacayo Rana le abriera. Sin embargo, el Lacayo Rana no tenía
intenciones de abrir la puerta, ni de conversar con Alicia, por lo que
la niña simplemente abrió la puerta ella misma y entró a la casa.
Dentro de la casa, la Duquesa estaba sosteniendo a un bebé junto a su
cocinera, quien preparaba una sopa que, a juzgar por el ambiente, tenía
demasiada pimienta. También estaba en el suelo un gato sonriente, al
que la Duquesa presentó como un gato de Cheshire.
La Duquesa entregó al bebé a Alicia para que lo arrullara un poco, y
aprovechó para desaparecer arguyendo que debía asistir al juego de croquet
de la Reina. Cuando Alicia intentó mecer al bebé, que se movía
incansablemente, éste comenzó a transformarse en un cerdo. Alicia salió
de la casa y puso al cerdo en libertad. La niña continúa su camino por
el bosque, donde reencuentra al Gato de Cheshire, quien la invita a
visitar al Sombrerero y a la Liebre de Marzo. Alicia decide ir a la casa de esta última.
Capítulo VII: Una Merienda de locos
Cuando Alicia llega a la casa de la Liebre, observa que ésta, el
Sombrerero y un Lirón se encuentran tomando el té al frente de la casa.
Alicia se une a los comensales, y comienza a conversar con ellos. En el
transcurso de la conversación, Alicia menciona que la fecha es 4 de mayo (por coincidencia, es la fecha de nacimiento de Alice Liddell). Los personajes hacen una serie de acertijos
y confunden a Alicia con su aparente falta de lógica, hasta que la niña
abandona el lugar, convencida de haber asistido al "té más insufrible"
que había visto en su vida. A continuación, Alicia encuentra una
puertecita en un árbol, la cual atraviesa para entrar al jardín de
croquet.
Capítulo VIII: El croquet de la reina
En la entrada del jardín, Alicia encuentra a un trío de jardineros
pintando un rosal. Los jardineros habían plantado un rosal blanco donde
debía haber uno de color rojo, por lo que estaban pintando las rosas,
antes de que la reina descubriera el error. Sin embargo, los reyes de
corazones y su cortejo pasaron por allí. La reina, al descubrir la treta
de los jardineros, ordena que sean decapitados. Para evitarlo, Alicia
esconde a las cartas, y los verdugos, para salir del aprieto, hacen
creer a la reina que ya cumplieron con la sentencia. La reina ordena
entonces que vayan hacia donde se jugará al croquet, e invitan a Alicia a
participar en el juego. Alicia los acompaña y percibe que a su lado va
el Conejo Blanco,
quien estaba aterrado por la imponente presencia de la reina. El Conejo
casi no habla en el trayecto, únicamente lo suficiente para informar a
Alicia que la Duquesa había sido hecha prisionera por llegar tarde al
juego.
Una vez en el campo, Alicia ve que el juego tenía características peculiares: en vez de bolas, se usaban erizos, y en vez de mazos, flamencos.
Tampoco había arcos, pero en su lugar los naipes se colocaban en cuatro
patas para marcar el curso del juego. Todo el mundo jugaba sin ningún
orden, discutiendo continuamente; los erizos escapaban cuando podían, y
la Reina de Corazones ordenaba que le cortaran la cabeza a todo el que
se le ocurría hacerlo.
En medio del caos, apareció en el aire la cabeza del Gato de
Cheshire, y Alicia se sintió aliviada de poder conversar con alguien
conocido. El Rey de Corazones se sintió intrigado por el gato. La reina,
al ver al gato, como era su costumbre, ordenó que le cortasen la
cabeza. El verdugo y el rey se confundieron terriblemente, pues el gato
sólo había hecho aparecer su cabeza y no era evidente que hubiera un
cuerpo de dónde cortarla. Alicia sugirió que, para aclarar la confusión,
habría que preguntarle a la Duquesa que, al fin y al cabo, era la dueña
del gato. La reina ordenó entonces que se liberase a la Duquesa de la
cárcel. Sin embargo, cuando la Duquesa llegó al jardín, el gato había
desaparecido nuevamente.
Capítulo IX: Historia de la Falsa Tortuga
En este capítulo, la Duquesa se porta muy amablemente con Alicia, al
contrario de lo relatado en el capítulo VI, lo que hace pensar a Alicia
que tal vez la pimienta tiene un efecto negativo en el carácter de la
gente; concluye también que el vinagre y la manzanilla deben ser también
negativos, y que es preferible el consumo de azúcares y golosinas para
tener buen carácter. Alicia nota, además, que la Duquesa era "feísima".
Mientras Alicia y la Duquesa conversan amistosamente, llega la Reina de
Corazones y ahuyenta a la Duquesa, quien no vuelve a aparecer en la
obra. En ese momento, la Reina parece haberse olvidado del juego de
croquet, del gato y de sus súbditos, pues lleva a Alicia ante un grifo durmiente, y le pide a éste que lleve a la niña a donde se encuentra la Falsa Tortuga, para que le cuente "su historia". El Grifo12
obedece y transporta a Alicia a donde se encuentra una criatura
sollozante, con caparazón de tortuga pero con cabeza y patas de novillo.13
Capítulo X: La contradanza de los bogavantes
En este capítulo, la Falsa Tortuga canta una canción sobre un baile
de langostas en el fondo del mar. Alicia, por su parte, narra sus
aventuras desde que cayó por la madriguera del Conejo Blanco. El Grifo y
la Falsa Tortuga escuchan hasta el encuentro con la Oruga Azul, y
encuentran que la historia es muy extraña. La Falsa Tortuga canta
entonces una canción sobre la sopa de tortuga, y súbitamente son
interrumpidos por un grito lejano que anuncia el comienzo de un juicio.
El Grifo toma a Alicia y la lleva corriendo al juicio, mientras la Falsa
Tortuga se queda hasta que termina su canción.
Capítulo XI: ¿Quién robó las tartas?
Cuando Alicia llega a donde se efectuará el juicio, ve que se ha
constituido un jurado de animales frente a los tronos del Rey y la Reina
de Corazones, alrededor de los cuales estaba el mazo de naipes y una multitud de animales espectadores. El acusado era la Sota de Corazones, y el Conejo Blanco fungía como heraldo
de la Corte. Según un poema recitado por El Conejo, la Sota era acusada
de haber robado las tartas que la Reina preparó "en un día de verano".
El Sombrerero fue llamado como primer testigo, y acudió acompañado de la
Liebre de Marzo y el Lirón. El testimonio del Sombrerero rápidamente
derivó en una discusión con el Rey de Corazones, quien estaba intrigado
por la etiqueta del sombrero,14
y por el té que el Sombrerero tomaba antes de llegar. Mientras esta
discusión tenía lugar y los personajes dejaban de prestar atención al
juicio, Alicia comenzó a crecer repentinamente. El capítulo termina
cuando el Conejo Blanco llama a Alicia como siguiente testigo.
Capítulo XII: La declaración de Alicia
El capítulo final comienza con la narración de la participación de
Alicia en el juicio. Al olvidar que súbitamente recuperó su altura
normal, se levanta para comparecer como testigo y derriba sin querer
todo a su alrededor. El testimonio de Alicia termina enseguida, al
preguntarle el Rey qué sabe de este asunto, a lo cual Alicia responde
que nada. Acto seguido, el Conejo Blanco lee la última prueba de la que
dispone: una carta sin firma que, en forma de poema, describe cómo las
tartas regresan a su dueña original. Cuando el Rey analiza los versos,
todos ven que las tartas, en efecto, se encuentran sobre la mesa. La
Reina, sin embargo, insiste en dar una sentencia a la Sota, incluso
antes de escuchar un veredicto del jurado. Alicia encuentra absurda la
situación, y la Reina ordena entonces que sea decapitada. Cuando las
cartas saltan para atacar a Alicia, ésta vuelve súbitamente al regazo de
su hermana.
El lector percibe entonces que la niña se había quedado dormida, y
que tras el sueño fantástico, despertó al sentir que unas hojas de árbol
caían sobre su rostro. Acto seguido, Alicia cuenta el sueño a su
hermana, y va a prepararse para tomar el té vespertino. El capítulo
termina narrando cómo la hermana de Alicia se queda bajo el árbol,
recordando la historia que Alicia relató.
Alicia en el país de las maravillas.